¿Por qué nos referimos a la ciencia y los hechos científicos cuando explicamos el Islam o las verdades islámicas?
La razón por la que nos referimos a la ciencia y los hechos científicos cuando explicamos nuestra religión es que algunas personas están decididas a que nunca aceptarán ninguna otra cosa que los hechos científicos. Las personas materialistas y antirreligiosas han buscado explotar la ciencia como un medio de desafiar a la religión y usar su prestigio para extender su pensamiento.
Por esto, han distorsionado y corrompido las mentes de un gran número de personas. Por lo tanto, usando los mismos materiales tenemos que demostrar que la ciencia y la tecnología no son contradictorias para nuestra religión. En otras palabras, como opuestos a los materialistas que evaluaron el asunto a su manera y así se extraviaron, tenemos que evaluar el mismo asunto y conducir a las personas a la senda correcta. Yo personalmente no desapruebo la clase de argumento. Por el contrario, sostengo que los creyentes deberían ser versados en estos hechos para pelear de vuelta contra el materialismo y el ateísmo. Pues, los versículos del Corán nos estimulan a reflexionar y estudiar, nos dirigen a que observemos las estrellas y las galaxias. Nos imprimen la Magnificencia del Creador. También nos exhortan a maravillarnos entre los seres humanos y a dirige nuestra atención a los milagros de nuestros órganos y la creación física. Desde el mundo de los átomos hasta los seres más grandes, desde el primer hombre que está en la Tierra hasta su partida, los versículos Coránicos colocan a toda la creación delante de nuestros ojos. Mencionando una multitud de hechos, el Corán nos cuenta que aquellos que verdaderamente temen a Allah, entre Sus sirvientes, son los que tienen el conocimiento (35.28), y así nos alienta a buscar ilm, a reflexionar y volver a buscar. Sin embargo, siempre se debería tener en mente como una primera condición que todas estas reflexiones y búsquedas deben cumplir con el espíritu del Corán. De otra manera, mientras proclamemos estar siguiendo el consejo y la orden del Corán, en realidad nos separaremos de él.
La ciencia y los hechos que presenta pueden y deberían ser usados para exponer la fe Islámica. Pero si los usamos para presumir de nuestro conocimiento o para impresionar a los demás con nuestra autoridad, cualquier cosa que decimos no influye en sus oyentes de la manera correcta, si no de ninguna manera. Las palabras y argumentos en sí mismos brillantes y persuasivos pierden su efectividad por la intención en nuestros corazones: llegan hasta los tímpanos de los oyentes y no más lejos. Similarmente, si nuestro argumento aspira a silenciar a las personas en lugar de persuadirlas, habremos bloqueado la manera de entender de los oyentes y así no podremos lograr nuestras metas. Sin embargo, si tratamos de persuadir con una total y apropiada sinceridad, aquellos que no necesitan tales argumentos para creer que recibirán su parte y sacarán provecho de ella aunque nosotros no notemos este acontecimiento. Algunas veces un argumento presentado sinceramente de esta manera, aunque sientas en el momento que fue ineficaz, en realidad puede ser más beneficioso para los oyentes que otro cuando hablas un poco más libre y elocuentemente. Nuestra meta principal cuando presentamos la ciencia y los hechos científicos debe ser conseguir el placer de Allah, y debemos presentarlos según el nivel de los oyentes.
No es correcto considerar a la ciencia superior de alguna manera a la religión, o presentar los asuntos islámicos sustanciales con esta actitud como si estuviéramos justificando la religión o reforzando su credibilidad por los hechos científicos modernos. Esta actitud es correcta porque implica que nosotros mismos tengamos dudas sobre las verdades del Islam y están, digamos, necesitadas de ciencia. Es igualmente incorrecto aceptar la ciencia o los hechos científicos como absolutos, como los criterios decisivos para la autenticidad o el origen sobrehumano del Corán, y así colocarlos en una posición que confirma el Corán. Esto no es sólo absurdo, es aborrecible y de ninguna manera tiene que ser permitido o tolerado. Tales argumentos y alusiones a la ciencia tienen en el mejor de los casos un uso secundario y sostenible y puede tener valor en que abren una puerta hacia un camino que, de otra manera, ciertas personas simplemente no sabrían que existe.
La ciencia es para que se use por lo tanto como un instrumento para despertarse o agitar algunas mentes que, de otra manera, podrían permanecer dormidas o inmóviles. Podemos pensar en ella como un cepillo con el cual sacamos el polvo a la verdad, y el deseo por ella, que está oculta en las conciencias estáticas. Por contraste, si nos proponemos explicar la posición de que la ciencia es absoluta, terminaremos buscando para encajar en ella el Corán y los Hadices, y en donde el Corán y los Hadices discrepan con la ciencia seremos los instigadores de la duda y la corrupción.
Nuestra posición debe ser clara, y es esta: El Corán y el Hadíz son verdaderos y absolutos. La ciencia y los hechos científicos son verdaderos mientras estén de acuerdo con el Corán y los Hadices, y son falsos puesto que difieren o alejan de la verdad del Corán y los Hadices. Incluso los hechos científicos definitivamente establecidos no pueden ser los pilares para sostener las verdades de iman (la fe). Pueden y deberían sólo ser aceptados como un instrumento para darnos ideas o para desencadenar el hecho de que reflexionemos. Allah es el que establece las verdades de iman en nuestra conciencia. Esperar que suceda, o que podría suceder, a través de la ciencia es un grave error: iman llega por la guía Divina, y sólo por la guía Divina. Cualquiera que deje de comprender esto es un error del cual es difícil recuperarse. Porque, mientras esté tratando de buscar y reunir evidencia del universo, intentará hacer que esta hable elocuentemente en el Nombre de Allah, y así siempre permanecerá como un siervo de la naturaleza y un adorador de esta, aunque lo ignore. Estudiará y hablará de las flores, del verdor y la primavera de la naturaleza, pero ni el mínimo verdor o brote de iman brotará en su conciencia. En su vida, nunca puede sentir la existencia de Allah dentro de su conciencia. En apariencia, estará libre de adorar a la naturaleza, pero en realidad eso es lo que estará haciendo durante toda su vida.
Un hombre es mu´min debido al iman que tiene en su corazón, no por mucho conocimiento que tenga en su cabeza. Después de que una persona ha llegado a poder entender por la evidencia objetiva y subjetiva, debe liberarse de la dependencia en las circunstancias, cualidades y condiciones externas de toda esa evidencia si va a seguir haciendo el progreso espiritual. Cuando abandona esa dependencia y camina en el camino de su corazón y conciencia dentro de la luz y la guía del Corán, entonces, como Allah quiera, puede encontrar la iluminación que está buscando: como dijo el filósofo alemán, Kant: Sentí la necesidad de dejar atrás todos los libros que leo para creer en Allah.
Indudablemente, el magnífico libro del universo, el libro de la verdadera naturaleza del hombre, y los libros que comentan estos, tienen su lugar y significado apropiados. Pero, después de que el hombre haga uso de ellos, debería liberarse de estos y vivir con su iman, como si esta estuviera, cara a cara. Lo que estamos diciendo aquí puede parecer abstracto para aquellos que no han profundizado en la experiencia de la fe y la conciencia. Pero aquellas almas cuyas noches son brillantes por la devoción y quienes adquirieron alas a través de su deseo por aspirar a su Señor, ellos entenderán.
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