Futuwwa (Juventud y Caballerosidad)
Futuwwa, que se define como juventud y caballerosidad, es en realidad una combinación de virtudes tales como generosidad, altruismo, modestia, castidad, honradez, compasión, conocimiento, humildad y piedad. Es una de las estaciones en el camino hacia Dios y una dimensión de la santidad; significa también que el altruismo y la ayuda a los demás se ha convertido en una segunda naturaleza, en un hábito de la persona. Es una dimensión importante e indispensable de la buena conducta y una cualidad reveladora de su humanidad.
Procedente de fata’, (hombre joven), futuwwa se ha convertido en símbolo de la rebelión frente al mal y del empeño por ser un sirviente sincero de Dios:
«Fueron jóvenes que creyeron en su Señor y les aumentamos en guía (por lo que se adhirieron a la verdad más fielmente). Y reforzamos sus corazones, (y llegó un momento) en que se alzaron (contra la asociación de copartícipes a Dios y otras injusticias en la sociedad) y proclamaron: «Nuestro Señor es el Señor de los Cielos y de la Tierra, nunca invocaremos a otra deidad aparte de Él. Si lo hiciéramos, habríamos proferido una atrocidad (una monstruosa incredulidad).» (18: 13-14)
Los siguientes versículos del Corán lo expresan de forma elocuente: «Hemos oído a un joven mencionarlos, quien es llamado Abraham» (21: 60); aquí se pone de manifiesto la posición e influencia de quien ha alcanzado una futuwwa perfecta en su comunidad, de aquél que quiere guiar al género humano a la Verdad. Como contraste, los jóvenes que se mencionan en los versículos siguientes: «E ingresaron en prisión con él dos jóvenes» (12:36) y «(José) dijo a sus siervos: “Poned sus mercancías (con las que han trocado) en sus alforjas de nuevo”» (12:62), son jóvenes comunes sin esta cualidad de la caballerosidad.
Desde la Era de la Felicidad ha habido mucha gente que ha hablado o escrito sobre futuwwa, y así el concepto ha sido definido de diversas maneras: no despreciar al pobre ni ser engañado por el rico y sus riquezas; ser justo con todo el mundo sin esperar a cambio la misma justicia; pasar la vida como enemigo acérrimo del «yo carnal»; preocuparse por los demás y vivir para ellos; destruir los ídolos y todo aquello que se idolatra; rebelarse contra la falsedad para estar totalmente dedicado a Dios Todopoderoso; soportar cualquier mal que se nos haga pero rugir cuando se violan los derechos de Dios; sentir remordimiento el resto de la vida por haber cometido las faltas más pequeñas; pasar por alto las faltas de los demás por grandes que sean; verse a sí mismo como un siervo pobre y de baja ralea y considerar santos a los demás; no estar resentido porque haya otros que se relacionen con los que no se llevan bien contigo; ser amable con los que te hacen daño; servir a Dios y a los demás antes que a ninguna otra cosa; y si ha llegado la hora de recibir recompensas, dar preferencia a los demás.
Algunos han resumido la futuwwa en las cuatro virtudes mencionadas por Haydar Karrar ‘Ali, el cuarto Califa y primo del Profeta, la paz y las bendiciones sean con él. Éstas son: perdonar cuando se tiene el poder de castigar, mantener la sobriedad y actuar con suavidad y dulzura cuando se está enfadado, desear lo mejor al enemigo y serle de provecho, y hacer que el bienestar y la felicidad de los demás sea lo primero, incluso en caso de necesidad.
‘Ali fue uno de los grandes representantes de la futuwwa. Cuando fue acuchillado por Ibn Mulyam, mientras dirigía la oración de la mañana en la mezquita, sus hijos, al ver que su padre iba a morir, le preguntaron qué hacer con Ibn Mulyam. ‘Ali no ordenó su ejecución como venganza.[1] En el transcurso de una batalla, ‘Ali tiró al suelo a su enemigo y luego lo dejó ir porque, cuando iba a matarlo, el otro le escupió en la cara enfadándole sobremanera. Temiendo que la razón para matarlo estaba ahora confusa y mancillada, ‘Ali le dejó marchar.[2] También sintió una gran pena el día en que fue abatido Zubayr ibn ‘Awwam, uno de los Compañeros más prominentes contra el que había luchado en la Batalla del Camello.[3] Como siempre prefería el bienestar de los demás, incluso cuando estaba en necesidad, solía vestir ropa de verano en el invierno e iba temblando de frío.[4] Se decía de él que jamás podría haber un joven tan caballeroso como ‘Ali ni una espada como Zu’l-Fiqar (la espada de ‘Ali).[5] ‘Ali vivió con el Profeta, la paz y las bendiciones sean con él, que fue quien lo crió y educó. Vivió una vida pura y honesta sin mancha alguna y fue la encarnación de la respuesta de Dios al profeta Moisés, la paz sea con él, con respecto a la futuwwa: «Significa que podrás devolverme tu alma tan pura e impoluta como cuando la recibiste de Mí».
Los signos de un fata’ (joven caballeroso) son que el individuo, creado con el potencial para aceptar la Unidad Divina y el Islam, está absolutamente convencido de la Unidad Divina y se ve impulsado a vivir según las exigencias de esta convicción; que al no estar sometido a los apetitos corporales y libidinosos, su vida es pura y espiritual; que siempre intenta complacer a Dios en todos sus actos, pensamientos y sentimientos. Aquel que no esté libre de las tentaciones del «yo carnal que ordena el mal» (‘an-nafs al-ammara), de Satán, de los apetitos, del amor al mundo y del apego a la vida mundana, no podrá ascender a la cima de la futuwwa.
Futuwwa es un tesoro que se obtiene ascendiendo
sobre las «montañas más altas del mundo»;
¿De qué les sirve este tesoro,
a aquellos que se cansan incluso en un camino llano?
¡Señor nuestro! Concédenos la misericordia de Tu presencia y dispón, en nuestros asuntos, lo que es correcto y beneficioso. Y concede paz y bendiciones a nuestro maestro Muhammad, el que es seguido por la gente, y a su Familia, gente de lealtad y benevolencia.
[1] Ibnu’l-Azir, Usdu’l-Ghaba, 4:118.
[2] Shamsaddin Sivasi, Manaqib Yiharyar Guzin, 258.
[3] Al-Hayzami, Mayma‘uz-Zawa’id, 9:150.
[4] Ibíd., 9:122.
[5] ‘Aliyyu’l-Qari, Al-Asraru’l-Marfu‘a fi ajbari’l-Mawdu‘a, 367; Az-Zahabi, Mizanu’l-I‘tidal, 5:390.135
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