El Registro y el Libro Manifiestos
Una sola semilla muestra el Destino y es de dos maneras: una exponiendo el Registro Manifiesto (Imamun Mubin), la otra exhibiendo el Libro Manifiesto (Kitabun Mubin). El Registro Manifiesto es, como se señaló arriba, otro título para Conocimiento y Orden Divinos, el conjunto del Universo como un todo y con todas sus partes, pequeñas o grandes, y todos los acontecimientos en él. Como todos saben, la semilla de una planta también es su «memoria».
El Libro Manifiesto es otro título para La Voluntad Divinay las leyes del Universo de Dios. Si llamamos formal o teórico al Registro Manifiesto del Destino, se puede aludir al Libro Manifiesto como al Destino Actual. La forma futura desarrollada de una planta o un ser animal, que despliega todo el contenido de la semilla o el óvulo fertilizado, se puede entender como su Destino Actual.
En suma, como las semillas, plantas u óvulos fertilizados y seres animales, todo en el Universo señala claramente al Destino Divino, determinando, juzgando, dando medida, particularizando e individualizando. Los sueños verdaderos que traen noticias de ciertos acontecimientos futuros, son otra indicación innegable del Destino o la «previa determinación» Divina.
Pregunta: ¿Por qué la creencia en el Destino está incluida entre lo esencial de la fe?
Respuesta: A causa de la presunción y la debilidad de la devoción, el hombre tiende a atribuirse sus logros y buenos actos y se siente orgulloso de él mismo. Mientras que, como declara explícitamente el Corán, Dios te crea y aquello que haces (37:96), es la Compasión Divinaque demanda buenos actos y el Poder del Señor que los crea. Quienquiera que medite sobre su vida, se dará cuenta y se confesará a sí mismo que Dios lo ha dirigido hacia los buenos actos, normalmente evitando que haga actos equivocados y dotándolo de la capacidad suficiente, poder y recurso requeridos para cualquier logro, favoreciéndolo con muchos logros y buenos actos. Dios guía al hombre hacia los buenos actos y hace que tenga éxito en el querer y en hacerlos, así que la causa real de los buenos actos del hombre es la Voluntad Divina.Un hombre puede poseer y ser dueño de ellos por medio de la fe y la sincera devoción y rezándole a Dios para ser capaz de merecerlos, creyendo conscientemente en la necesidad de hacerlos y estar contento con lo que Dios ha ordenado para él. Nunca puede jactarse de sus buenos actos y logros y darse aires entre la gente; lo que le incumbe siempre a él es estar agradecido a Dios y ser humilde.
Por otro lado, mientras él mismo se atribuye sus logros y buenos actos, al hombre le gusta absolverse de sus pecados y delitos atribuyéndolos al Destino. Sin embargo, ya que a Dios nunca le gusta un pecado o un acto equivocado, ni lo aprueba, es el hombre mismo que hace los pecados y los comete por su libre albedrío. No obstante es Dios Quien crea los pecados (en el sentido de facilitarlos para que sucedan o dándoles una existencia externa) como así también los buenos actos, simplemente porque si Él no lo hiciera así, el libre albedrío con el cual ha dotado al hombre, sería anulado. El hombre quiere cometer sus pecados. Como se explicó antes, Dios llama a los hombres hacia los buenos actos, los guía hacia ellos y siempre los inspira en él, pero el hombre comete pecados con su propio libre albedrío y desobedece a su Creador. Por lo tanto, el hombre es completamente responsable de sus pecados y delitos. Sin embargo, para protegerse contra los pecados y las tentaciones de Satanás y su yo carnal, el hombre debe tratar de quitar sus inclinaciones hacia los pecados a través del arrepentimiento y pidiendo perdón por ellos, dirigirse y exhortarse para hacer buenos actos a través de la plegaria, la devoción y confianza en Dios.
En suma, el hombre tiene libre albedrío y es ordenado a seguir las obligaciones religiosas y refrenarse de los pecados y los actos equivocados. No puede de ninguna manera atribuir sus pecados a Dios. El Destino Divino existe para que el creyente no se vuelva orgulloso de sus buenos actos atribuyéndoselos a él mismo. Más bien debe estar agradecido a Dios por ellos. El hombre tiene libre albedrío para que el yo rebelde carnal no huya de las consecuencias de sus pecados atribuyéndolos al Destino.
Un segundo punto importante que mencionar es que el hombre frecuentemente se queja de los acontecimientos pasados y las desgracias que lo han golpeado. Peor que eso, no puede salvarse de caer en la desesperación y de abandonarse él mismo a una vida disipada. Incluso puede llegar hasta el punto de quejarse contra de Dios. Sin embargo, el Destino existe para que un hombre deba relacionar los acontecimientos y desgracias del pasado a él para no ser llevado a la desesperación y proveerse del alivio, la seguridad y el consuelo. Por otro lado, como se discutirá abajo, ya que el Destino no excluye el libre albedrío humano, el hombre es responsable de su vida futura y cualquier cosa que haga consciente e intencionalmente.
En suma, cualquier cosa que se deba considerar a la luz del Destino, (incluyendo las desgracias), y lo que esté por venir, los pecados, y las preguntas de la responsabilidad, se debe relacionar con el libre albedrío humano. De esta manera, los extremos del fatalismo y la negativa del rol del Destino en las acciones humanas (la visión de las Mu´tazila) se pueden reconciliar.
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