Los sueños
Los sueños normalmente se componen de imágenes que de alguna manera se relacionan con las circunstancias pasadas o futuras, vistas clara o simbólicamente, a través de ventanas que se abren al mundo de la verdad. Mientras que la mente esté libre de ciertas impresiones y preconcepciones, cada sueño, como una luz o un indicador del mundo del Más Allá, puede eliminar la oscuridad e indicar una dirección.
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Puesto que en los sueños no son necesarios los ojos, la luz u otros medios o materiales y lo que es "visto" se percibe por medio de la perspicacia y el espíritu, los sueños pueden a veces describir a las personas cosas más bellas de las que podrían imaginarse estando despiertas y conscientes. No es inusual que un sólo sueño revele en ciertos momentos más conocimientos sobre el pasado, el presente y el futuro que los que contienen muchas bibliotecas.
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Casi todo el mundo tiene sueños, que son las visiones del espíritu. A través de estas visiones la gente puede experimentar dimensiones más allá de la existencia material o física y de esta manera penetrar hasta cierto punto en muchos de los misterios de nuestros Destinos.
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Tantos sueños se han hecho realidad que si todos archiváramos estos sueños, tendríamos que compilarlos en grandes volúmenes.
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Algunos sueños traen escenas del otro mundo a las almas purificadas. Un alma se refresca en tales sueños y, entrando en los "jardines de flores" de ese mundo, beben allí de las aguas puras para saborear la salvación. "Viendo" a través de aberturas en la eternidad, el alma queda embelesada por escenas que no puede ver con sus ojos humanos, escuchar con sus oídos humanos o imaginar con la mente consciente.
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Los sueños nos alertan de dos de nuestras facultades más importantes: el corazón y el poder de perspicacia y nos liberan de la prisión tridimensional de nuestros cuerpos. Sin embargo, las almas que se unen a la verdad no necesitan sueños para "ver" los mundos más allá, pues viven extasiadas por la visión de la belleza en ambos mundos al unísono. Pero esta puerta se le abre solamente a aquellos que han pasado por un entrenamiento espiritual arduo y serio y que posean autodisciplina, no a cualquiera que llame.
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Para aquellos que toman la mente por un tipo de basurero, un recipiente para las cosas más degradadas, que siguen sus investigaciones adentrándose en ella -y llegando a conclusiones- como si fuese una ciénaga de instintos animales, los sueños son un mecanismo por medio del cual el subconsciente se expresa a sí mismo. Sin embargo, miles de inspiraciones fluyen al corazón durante los sueños. Como casi todo el mundo, desde los tiempos de Adán, hemos recibido mensajes en nuestros sueños sobre el futuro, miles de inventores y de personas santas han recibido sus primeras inspiraciones en ellos y se han sentido para siempre endeudados con este radiante mundo de símbolos o formas ideales.
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El Más Noble Espíritu que iluminó al mundo con su luz perfecta, a veces regresaba a esta primera fase de su misión de Profeta -los sueños- aún cuando navegaba por el océano del conocimiento de Allah. Él dirigió la atención a esta bendita fuente, la cual se considera una de las cuarenta divisiones de la Profecía.
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