Educación de la cuna a la tumba
El deber más importante y el propósito de la vida humana es buscar el entendimiento. El esfuerzo para lograrlo, conocido como educación, es un perfecto proceso a través del cual se gana, en las dimensiones espiritual, intelectual y física como seres humanos, el rango asignado para nosotros como modelo perfecto de la creación. Al nacer, el comienzo de la fase terrenal de nuestro viaje del mundo de los espíritus a la eternidad, somos totalmente impotentes y necesitados. En comparación, la mayoría de los animales vienen al mundo desarrollados y perfeccionados con antelación. En pocas horas, días o meses, aprenden todo lo necesario para su supervivencia, así como para relacionarse con su medio ambiente y con otras criaturas. Por ejemplo, los gorriones o las abejas adquieren la madurez y todas las habilidades físicas y sociales que necesitan en el plazo de veinte días, mientras que los humanos necesitan veinte años o más para adquirir un nivel parecido de madurez.
Nacemos indefensos así como ignorantes de las leyes de la vida y debemos llorar para obtener la ayuda que necesitamos. Después de un año más o menos, podemos levantarnos sobre nuestros pies y caminar un poco. Cuando tenemos alrededor de quince años esperamos entender la diferencia entre lo bueno y lo malo, lo beneficioso y lo perjudicial. Sin embargo, nos llevara toda una vida adquirir la perfección intelectual y espiritual. Nuestro deber más importante en la vida es adquirir perfección y pureza de pensamiento, nociones y creencias. Cumpliendo nuestros deberes con el Creador, el Sustentador y el Protector y penetrando en el misterio de la creación a través de nuestros potenciales y facultades, buscamos obtener el rango de la verdadera humanidad y llegar a ser dignos de una próspera vida eterna en el otro mundo exaltado.
Nuestra humanidad es directamente proporcional a la pureza de nuestras emociones. Aunque aquellos que están llenos de malos sentimientos y cuyas almas son interferidas por el egoísmo al parecer son seres humanos, en realidad es dudoso si lo son o no. Casi todos pueden cultivar sus cuerpos, pero pocos pueden educar sus mentes y sentimientos. Lo primero crea cuerpos robustos, mientras que lo segundo genera personas espirituales.
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