Gülen: «Incluso el peor Estado es mejor que ningún Estado»
Su nombre ha sido mencionado con frecuencia junto al de Estado. ¿Qué significa el Estado para usted?
Yo he concretado siempre que «Incluso el peor Estado es mejor que ningún Estado» cuando expresaba mi opinión con palabras como «El Estado es necesario y no debería ser menoscabado». Nunca he santificado el Estado como algunas personas así lo han hecho. Esta preferencia es una necesidad para mí, porque si el Estado no ocupara cierto lugar en nuestra sociedad, con seguridad la anarquía, el caos y el desorden la dominarían. Entonces, no habría ningún respeto por las ideas, la libertad de religión y nuestras conciencias serían transgredidas, la justicia sería en definitiva imposible. En el pasado hubo épocas en las que nuestra nación sufrió de ausencia del Estado. Por lo tanto, considero apoyar al Estado como un deber de ciudadanía.
Si la gente admira a una persona y sus palabras son consideradas como se merece, entonces esta persona está ligada a una responsabilidad, no arrastrar a aquella gente al error y prevenirles de extremismo. Tratamos de ver el lado brillante e interpretar en dicha dirección; no hay ninguna necesidad de basar los argumentos en la crítica permanente, el daño, la oposición, la venganza, la hostilidad y el odio, como algunas personas hacen. Por lo tanto, esta es nuestra preferencia —para apoyar el Estado—, aunque seamos conscientes de ciertos errores, sepultamos estos en nuestros corazones. Yo nunca he tenido pensamientos tales como, «el Estado es inocente, es tan infalible como un Profeta; independientemente de lo que haga, nunca se confunde». Ellos también pueden estar confundidos —como cualquiera—.
Algunos le clasifican como sumamente estatista, mientras que algunos otros creen que usted tiene proyectos de asumir el Estado. Piensan que las cintas de grabación hechas publicas en 1999 son la prueba de ello. ¿Significa para usted el Estado como un objetivo para hacerse con el poder?
El camino para aquellos que anhelan el Estado es evidente. Yo podría dirigirme a lo largo del mismo camino como un miembro de esta nación, si hubiera tenido tal anhelo. En este punto, siento la necesidad de mencionar una cuestión que no está directamente relacionada con su pregunta: Las explicaciones en cuanto a tales preguntas son equivalentes a tratar de exonerar a alguien mí, de mi perspectiva, y por eso me siento muy inquieto acerca de esto —cuando no expuesto a ello—. Exonerar a alguien de mí está esencialmente en contra de mi creencia. Por lo tanto, aunque me sienta muy inquieto acerca de hacer esto, me gustaría preguntar si esta gente nunca piensa.
¿Nunca examinan el pasado de esta persona de la cual tienen sospechas infundadas quizás, nunca investigan como esta persona, que tiene ahora más de sesenta años, ha vivido y en que direcciones ha encaminado sus preferencias? Yo hablaba siempre a mis amigos— a veces directa, a veces indirectamente, pero de manera consecuente— de cortar nuestras uniones con este mundo, dedicarnos a obtener el placer de Dios y no permitirnos ningún otro objetivo que no sea hacer que los nombres de Dios y Su Mensajero se oigan por todas partes. Si yo prefiriese este mundo, escoger estar en lo más alto del Estado, habría buscado una posición en tales lugares donde dichas predilecciones podrían ser realizadas. Mis preferencias están claras. ¿En qué podría un hombre haber estado pensando, un hombre que ha empleado su juventud, una parte de su vida cuando los juveniles deseos estaban en su culmen, en el nicho de una mezquita en una choza de madera? Lo que es más, algunas ofertas fueron hechas por nuestros simpatizantes, admiradores.
... ¿Ofertas en el sentido político?
Había ofertas políticas así como ofertas de un objetivo diferente —y para esfuerzos diferentes—; estos estaban lejos de los pensamientos de mi cabeza y nunca podría haber participado de ninguna de ellas. Lo siento, pero me siento inquieto y no quiero entrar en adelante en más detalles.
Si esta persona rechazó todas las oportunidades que le llegaron al umbral de su hogar y aún más, cuando fue en la choza de madera de su juventud, ¿cómo podría él ahora tener tales deseos cuando él pasa cada noche como «si fuera la última»? Pienso que todas estas acusaciones provienen de sentimientos de odio.
¿Por qué se entonces mantiene usted así de distante del Estado? ¿Ve usted un inconveniente en esta idea?
No. No es porque vea un inconveniente. Si fuera de aquellos cuyas mentes están asociadas a una oficina, entonces me haría un candidato en cierto lugar, y entonces nadie se quejaría de ello. Pero como dije antes, mi corazón está lleno y mi visión esta decorada por otras cosas. Prefiero vivir como Ahmad Sarhandis, Ghazalis, Harranis, Akil Mubanjils vivieron, seguir sus huellas a fin de alcanzar el modo de vivir del Profeta y de este modo alcanzar el placer de mi Señor. Los ciudadanos de Turquía que poseen el adecuado conjunto de corazón y mente, una enorme conciencia, y que desean y son capaces de estar en una dependencia pueden dar un paso adelante y ofrecerse para gobernar el Estado. Los apoyaremos a nivel intelectual. Presentaremos a su disposición todo aquello que sea de utilidad. Así es como tal objetivo puede ser alcanzado.
¿Qué ocurre si aquellos que se encuentran en el gobierno están opuestos a sus opiniones?
Esto puede ser posible. Nunca he tenido ninguna predilección por esta materia. Yo siempre lo he aceptado como mi Estado, tanto en mi mente como en mi corazón, no importa quién haya asumido el poder. Por ejemplo, me reuní con el Estado por vez primera en mi juventud con el fallecido presidente Menderes. Yo solía escuchar sus discursos con admiración. Él era un hombre de Anatolia, habló en nuestro lenguaje y fue valiente. Siempre recuerdo con pena su injusto proceso y posterior ejecución. Cuando Demirel subió al poder, le aprecié también en ciertos momentos, le apoyé a un nivel intelectual, al menos... Pienso que fue apoyado hasta cierto punto.
Valoré a Turgut Ozal y Bulent Ecevit también. Usted ya sabe el resto, me encontré tanto con Mesut Yilmaz como con la Sra. Tansu Ciller. Hasta traté de decirles que unieran sus fuerzas y si viren podido hacer esto sus votos quizás habrían tenido un potencial más alto y podría haber prevenido el subsiguiente caos. Hay testigos de estas reuniones. En resumen estábamos siempre del lado del Estado, no importa quién estuviera allí, tan solo para prevenir el desorden y la anarquía en la nación. De lo que nos preocupamos es que la reputación de nuestro Estado este protegida, nuestra religión no sea dañada y que seamos proveídos de los servicios para vivir nuestra fe.
No pude obtener una respuesta clara a una de mis anteriores preguntas. Le pregunté, «Algunos pueden pensar que "Gülen apoya el sistema presidencial de modo que esto facilite una transición a la dictadura teocrática que él pretende establecer"».
Incluso en las sociedades más primitivas, la gente es juzgada según sus palabras y actos. He hablado y todas mis acciones han tenido lugar en presencia de la sociedad y los gobiernos, y lo que he escrito está disponible sin problemas. Si he tenido tales pensamientos —para asumir el Estad—, sus indicios habrían sido revelados al menos en algunas de las palabras que he expresado en más de 40 años de mi carrera. ¿Es del todo posible para un hombre ocultar tales cosas durante ese periodo de tiempo sin que le impliquen o señalen? Nadie puede proclamar tales cosas, excepto un grupo marginal motivado por el odio.
¡Cómo puede una persona con un pie ya en la tumba llevar a cabo esto, aun si él tuviera tales aspiraciones! Él no ha hecho ninguna preparativo para llevar a cabo es, ningún preparativo para gobernar siquiera un pueblo. Tales divulgaciones harían reír a la gente razonable. Todas están basadas en sospechas y conjeturas. Esta lógica — o ilógica aproximación— se transforma en acusar a cada izquierdista de desear un régimen totalitario comunista, a cada nacionalista de ser racista y chovinista o fascista. Incluso el desequilibrado se reiría de tal paranoia.
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