El Sufismo y sus Orígenes
Sufismo es el camino que siguen los sufíes para llegar a la verdad, a Dios. Mientras que este término se utiliza por lo general para expresar el aspecto teórico o filosófico de esta búsqueda, el aspecto físico o práctico se describe con frecuencia como «ser un derviche».
¿Qué es el sufismo?
El sufismo se ha definido de muchas maneras. Para algunos es la aniquilación que Dios produce en el ego, voluntad y egocentrismo del individuo para luego revivirlo espiritualmente con las luces de Su Esencia. El resultado de esta transformación es que Dios dirige la voluntad del individuo según Su Voluntad. Para otros, es el intento continuo de purificar a la persona de todo aquello que es erróneo o maligno para así obtener la virtud.
Yunaid al-Bagdadi (m. 910), un célebre maestro sufí, definía el sufismo como un método que propicia la «aniquilación personal en Dios» (fanafi’llah) y la «permanencia o subsistencia con Dios» (baqabi’llah). Shibli lo resume como estar siempre con Dios o en Su presencia, de forma que ya no se pretenda otro objetivo de este mundo o del Otro. Abu Muhammad Yarir lo describe como resistirse al «yo carnal» y a las malas cualidades para adquirir cualidades morales dignas de todo elogio.
Otros describen el sufismo como el llegar a ver detrás de lo «externo» o de la apariencia superficial de las cosas y los acontecimientos, y como la interpretación de todo lo que ocurre en el mundo como estando relacionado con Dios. Esto significa que la gente considera cada acto de Dios como una ventana a través de la cual pueden «verlo» a Él y así viven sus vidas como un esfuerzo continuo para «verlo» −un «ver» profundo y espiritual que no puede describirse en términos físicos− además de como una conciencia profunda de estar en todo momento siendo observados por Él.
Estas definiciones pueden resumirse de la siguiente manera: sufismo es el camino que siguen aquellas personas que, al haber podido librarse de los vicios y las debilidades humanas con el fin de obtener cualidades angélicas y una conducta que agrade a Dios, viven según las exigencias del conocimiento y del amor a Dios, y experimentan el deleite espiritual que todo ello produce.
El sufismo está basado en cumplir con las reglas más «triviales» de la shari’a para así acceder a su significado más profundo. Un iniciado o viajero del camino (salik) jamás separa la observancia externa de la shari’a de su dimensión interna y, en consecuencia, cumple con todas las exigencias de las dimensiones externas e internas del Islam. Al hacerlo, esta persona viaja hacia su objetivo con una humildad y una sumisión absolutas.
Al ser el sufismo un camino exigente que lleva al conocimiento de Dios, no deja lugar a la frivolidad o la negligencia. Exige al iniciado un esfuerzo continuo −como la abeja que vuela de la colmena a las flores y de éstas de nuevo a la colmena− para poder obtener este conocimiento. El iniciado debe purificar el corazón de todo tipo de apego; tiene que resistirse a las tentaciones de la carne, a los deseos y a los apetitos; y debe vivir de manera que refleje el conocimiento con el que Dios ha iluminado y revivificado el corazón, siempre dispuesto a recibir las bendiciones y la inspiración divinas, además de seguir con toda minuciosidad el ejemplo del profeta Muhammad. Convencido de que la vinculación y el apego a Dios son el mérito y el honor más elevados, el iniciado renuncia a sus propios deseos para cumplir con las exigencias de Dios, de la Verdad.
El sufismo exige el estricto cumplimiento de las obligaciones religiosas, un estilo de vida austero y la renuncia a los deseos de la carne. Gracias a este método de autodisciplina espiritual, el corazón de la persona se purifica y sus sentidos y capacidades se utilizan en nombre de Dios, lo cual significa que el viajero ya solo vive en un nivel espiritual.
El sufismo permite que los individuos, gracias a la adoración constante de Dios, profundicen en su propia conciencia como devotos Suyos. Al renunciar a este mundo material transitorio, al igual que a los deseos y emociones que produce, despiertan a la realidad del Más Allá que les muestra los Nombres Más Hermosos de Dios. El sufismo permite que los individuos desarrollen la dimensión moral de su existencia y permite que experimenten una convicción personal fuerte y sincera de todos aquellos artículos de la fe que antes aceptaban de forma meramente superficial.
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