Diálogo con la Gente del Libro
La actitud de los creyentes depende del nivel de su fe. Yo creo que si el mensaje se transmite de manera apropiada podrá surgir en nuestro país, y a lo largo de todo el mundo, un entorno que propicie el diálogo. De este modo, y como ocurre con cualquier otra cuestión, deberíamos enfocar este tema en concreto como indican el Corán y el Profeta, la paz y las bendiciones sean con él. Dios dice en el Corán:
Éste es el Libro: no hay duda alguna; una guía perfecta para aquellos piadosos devotos, que cumplen su deber con Dios. (Al-Baqara, 2: 2)
Más adelante, estos que temen a su Señor son definidos como:
Los que creen en Lo Oculto, establecen la Oración conforme a sus condiciones y, a partir de lo que les hemos proveído dan. Y aquellos que creen en lo que ha descendido sobre ti y en lo que descendió antes de ti; y en el Más Allá tienen certeza de fe. (Al-Baqara, 2: 3-4)
Haciendo uso de un estilo muy sutil y ligeramente indirecto, el Corán llama a la gente para que acepten a los Profetas anteriores y sus Libros. El hecho de que esta condición se coloque al principio mismo del Corán me parece muy significativo en lo que se refiere a la cuestión del establecimiento de un diálogo con los judíos y los cristianos. En otro versículo del Corán Dios ordena:
No discutáis con aquellos a los que se les otorgó el Libro salvo de la mejor manera... (Al-Ankabut, 29: 46)
En este versículo el Corán describe el método y enfoque que debemos utilizar y la conducta que debemos mostrar. Para aclarar esta cuestión Bediüzzaman Said Nursi dijo unas palabras muy importantes: «Los que se alegran de la derrota de sus opositores en un debate, no tienen misericordia». Y luego explica el motivo: «No se gana nada al derrotar a alguien. Si eres tú el derrotado y otro el victorioso, habrás corregido uno de tus errores».
Los debates no deben hacerse para beneficiar al «ego» sino para permitir que surja la verdad. Cuando nos fijamos en los debates políticos en los que el único objetivo es derrotar a la otra persona, no puede haber resultado positivo. Para que surja la verdad en un intercambio de ideas no pueden ignorarse principios como la comprensión mutua, el respeto y la dedicación a la justicia. Según la regla coránica, el debate solo podrá tener lugar en un ámbito que propicie el diálogo.
Si seguimos leyendo el versículo (29: 46) vemos que se añade la condición «a menos que sean aquellos de entre ellos que son dados a la injusticia». Lo mismo se menciona en otro lugar:
Aquellos que han creído y no han empañado su creencia con ninguna maldad, ellos son aquellos para los que hay verdadera seguridad y están rectamente guiados. (Al-An‘am 6: 82)
Según la interpretación que el Profeta hacía de este versículo, el atribuir asociados a Dios es lo mismo que la incredulidad en el sentido de que uno desprecia al universo. La mayor de las tiranías es silenciar las voces de nuestra conciencia que nos hablan de Dios. La tiranía también significa cometer una injusticia contra otros, oprimiéndoles e imponiéndoles nuestras ideas. En este sentido, y como la injusticia incluye el politeísmo y la falta de creencia, es el mayor de los pecados. Pero no todos los politeístas o incrédulos son injustos en el sentido expresado más arriba. No obstante, los que oprimen a los demás, quienes se arman para cometer el mal y violan los derechos de otras personas y la justicia de Dios, tienen que ser confrontados con los límites que marca la ley.
Cuando tratemos con aquellos de la Gente del Libro que no sean opresores no tenemos derecho a comportarnos con violencia hacia ellos ni planear cómo destruirlos. Este tipo de conducta no es islámica sino contraria a las normas y principios islámicos e incluso puede decirse que es anti-islámica. En otro lugar del Corán se afirma:
Dios no os prohíbe, por lo que se refiere a aquellos que no os hacen la guerra por motivo de vuestra Religión, ni os expulsan de vuestros hogares, que seáis amables con ellos, y actuéis con ellos con equidad. Dios sin duda ama lo escrupulosamente equitativo. (Al-Mumtahanah, 60:8)
Este versículo fue revelado cuando una mujer emigrante llamada Asma preguntó al Profeta si debía verse con su madre politeísta que quería venir de La Meca a Medina para ver a su hija. El versículo sugiere que el encuentro era perfectamente aceptable y que Asma debía ser afable con su madre. Yo dejo a vuestra discreción el trato que debe darse a los que creen en Dios, en el Día del Juicio Final y en los Profetas.
Hay cientos de versículos coránicos que hablan del diálogo social y de la tolerancia. Pero hay que tener cuidado a la hora de establecer el equilibrio. Tener misericordia con una cobra significa ser injusto con la gente que ha sido mordida por ella. Proclamar que el «humanismo» es más misericordioso que la Misericordia Divina constituye una falta de respeto y una violación de los derechos de los demás. Pero lo cierto es que, excepto en casos especiales, el Corán y la Sunna han defendido siempre la tolerancia. Y la marquesina protectora de esta tolerancia abarca no sólo a la Gente del Libro sino, en cierto sentido, a toda la humanidad.
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