El destino y el libre albedrío del hombre
El libre albedrío existe porque:
- Un hombre siente remordimiento cuando comete algo malo. Le ruega a Allah el perdón por sus pecados. Si molesta a alguien o lo daña, le ruega a esa persona que lo disculpe. Todo esto demuestra que el hombre hace consigo lo que quiere o decide hacer algo y cómo hacerlo. Si no tuviera libre albedrío para ejercer al hacer las acciones que hace y fuera obligado a hacerlas por un poder superior, ¿por qué se arrepiente y pide perdón si ha hecho algo malo o cometido un pecado?
- Es bastante obvio, que nosotros elegimos mover las manos, decir algo o levantarnos para ir a alguna parte. Vemos que no hay nada, ni grilletes alrededor de nuestros cuellos, que nos obliguen a hacer algo o no. Por ejemplo, nos sentimos libres al leer un libro útil en nuestro tiempo libre o al sentarnos para mirar televisión. Nada o nadie hace que recemos a Allah o no por la fuerza. Ninguno de nosotros se mueve por un control remoto en las manos de un poder invisible y superior.
- Dudamos, razonamos, hacemos comparaciones, juzgamos las circunstancias, elegimos y decidimos antes de hacer algo. Por ejemplo, cuando dos de nuestros amigos nos invitan a diferentes lugares o sugieren hacer diferentes cosas, antes decidimos, dudamos, hacemos comparaciones y finalmente llegamos a una decisión. Igualmente, quizás unas cien veces al día, actuamos de la misma manera, es decir que, pensamos, dudamos, juzgamos las circunstancias, hacemos comparaciones y luego decidimos, a pesar de los llamamientos opuestos del bien y el mal dentro de nosotros.
- Cuando somos agraviados, algunas veces acudimos a la justicia e iniciamos un litigio contra el que nos ha agraviado. Ni nosotros ni la corte judicial le atribuyen el agravio que nos hicieron a un poder convincente y superior como el Destino, ni el acusado intenta excusarse culpando a ese poder. El virtuoso y el perverso, esos que son promovidos a los rangos elevados de la vida social y aquellos que gastan su tiempo ociosamente, aquellos que son recompensados por sus buenos actos o éxitos y esos que son castigados por sus crímenes, todo esto demuestra que cada uno actúa con su libre albedrío, bajo ninguna obligación.
- Sólo los dementes no son responsables de sus actos. La razón y otras facultades mentales con las que el hombre está dotado requieren que este sea libre en sus decisiones y actos, y en realidad se demuestra que lo es. Sin el libre albedrío, ni la razón humana ni otras facultades tienen sentido.
- Los animales no tienen la facultad de la voluntad. Actúan bajo la guía de Allah, a lo cual la ciencia materialista llama instinto. Por ejemplo, una abeja siempre construye colmenas hexagonales. Ya que no tiene la facultad de la voluntad para decidir la forma de sus colmenas, nunca intenta hacer, por ejemplo, un nido o una colmena triangular. Sin embargo, los seres humanos deciden entre muchas alternativas antes de hacer o construir algo. También, somos libres de cambiar nuestras ideas. Usualmente ocurre que hacemos cambios en nuestras decisiones a pesar de las emergencias, o proposiciones nuevas y mejores. Esto también indica la facultad de la voluntad del hombre.
La naturaleza del libre albedrío del hombre. El libre albedrío del hombre no es algo visible como las distintas partes de nuestro cuerpo ni tiene una existencia material. Sin embargo, el hecho que no tenga existencia visible y material no significa que no exista. Todos tenemos dos ojos pero también podemos ver con un «tercer ojo» que también poseemos. Vemos con nuestros dos ojos las cosas en el mundo externo y material. Con respecto al tercer ojo, vemos con él las cosas más allá de los acontecimientos y el mundo físico. El libre albedrío es como nuestro tercer ojo, al cual podemos llamar introspección. Es una inclinación o una fuerza interior por la cual el hombre prefiere y decide.
El hombre desea y Allah crea. El proyecto o un plano de construcción no tiene valor ni uso a menos que comiences a construir según este. En realidad, es la construcción que es visible y le sirve al hombre para muchos propósitos. Sin embargo, esa construcción ha sido construida según su plano. El libre albedrío del hombre es, en cierto sentido, como ese plano, según el cual el hombre decide y actúa y Allah crea las acciones del hombre. La creación y el acto o hacer algo son cosas diferentes. La creación de Allah significa que Allah le da existencia actual a las elecciones y acciones del hombre en el mundo físico. Sin la creación de Allah, el hombre no puede hacer nada.
Podemos explicar el rol del libre albedrío y las acciones del hombre, la guía de Allah y la creación por medio de una analogía:
Para iluminar un enorme y magnífico palacio, debemos instalar en él un sistema de iluminación. Sin embargo, después de haberlo instalado, la iluminación del palacio todavía requerirá que debamos presionar el interruptor y encender las luces. A menos que toquemos el interruptor, las luces no se encenderán y el palacio todavía permanecerá en la oscuridad a pesar del sistema de iluminación. De manera semejante, el hombre es un magnífico palacio de Allah, el cual está iluminado por la creencia en Allah. Allah lo ha suministrado con el sistema de iluminación necesario: Él le ha dado intelecto, los poderes de razonamiento y sentido, y las facultades de aprendizaje, hacer comparaciones y preferencias entre cosas opuestas.
La naturaleza y los acontecimientos y también la religión Divinamente revelada son como el origen de la electricidad con la que este palacio Divino —el hombre— será iluminado. No obstante, la iluminación del hombre con la creencia requiere que deba usar su libre albedrío y tocar el interruptor. El hombre al presionar el interruptor pide que Allah lo ilumine con la creencia. El hombre debe solicitar al Señor del Universo que lo ilumine y lo haga de este modo un «rey» en el universo. Cuando lo hace, el Señor del Universo se comportará con él de una manera conveniente y lo promoverá al rango de majestad sobre los otros reinos de la creación.
En Su tratamiento del hombre y Sus actos con respecto al hombre, Allah toma en cuenta la libre elección del hombre y la considera la causa para crear los actos del hombre. Es decir que, el hombre no es, como algunos aseguran, una víctima del Destino o alguien agraviado por él. Sin embargo a que esto parezca insignificante, y en comparación con los actos creativos de Allah es insignificante, el libre albedrío del hombre es la causa de sus actos.
La manera de actuar de Allah es hacer enormes cuerpos de cosas tan pequeñas como las partículas más diminutas y convertir simples recursos en muchos resultados importantes. Por ejemplo, transformo un enorme pino de una diminuta semilla y crea las inclinaciones o libre elección del hombre la «semilla» para la felicidad o el castigo en el mundo eterno.
Para entender mejor la parte del hombre, incluyendo su facultad de voluntad, que participa en sus actos o logros, es suficiente considerar la comida con la cual se alimenta. Sin la tierra, el agua, el aire y el calor del sol, incluso una partícula de la cual toda la humanidad es incapaz de producir o crear a pesar de su vasta tecnología, el hombre ni siquiera puede conseguir un solo bocado de su comida. Además, toda la humanidad también es incapaz de producir una sola semilla de maíz. No es el hombre que se dota de intelecto y otras facultades y poderes mentales para producir maíz. Además, no es el hombre el que ha creado su cuerpo y establecido la relación entre él y la comida. Con todas sus partes, órganos y células, el cuerpo no opera bajo el control o supervisión del hombre mismo. ¿Alguna vez has pensado que si a un hombre no le funcionara su corazón como un reloj que marca las horas con exactitud, cuánto tiempo podría continuar su vida? Obviamente, casi todas las partes del universo —el cual es como un organismo muy desarrollado, tan complicado, y aún así un sistema tan armónico— cooperan unas con otras según las medidas más delicadas para que un solo bocado de comida pueda ser producido. Así que, en realidad, un solo bocado casi tiene el mismo precio que todo el universo, y que toda la humanidad es incapaz de pagar, y la parte del hombre que participa en la producción de ese bocado es totalmente insignificante: consiste en los esfuerzos que ejerce.
¿Es posible para nosotros darle a Allah las suficientes gracias incluso por un bocado de comida? Si sólo el dibujo de un racimo de uvas se nos hubiera mostrado, ¿podría toda la humanidad producirlo, incluso si trabajaran todos en una íntima cooperaciî? Allah nos nutre con todas Sus generosidades a cambio de casi nada. Si, por ejemplo, Él hubiera estipulado que nosotros debíamos hacer unas mil rakas (unidades de plegaria) a cambio de una cantidad de trigo, para sobrevivir, hubiéramos estado obligados a hacerlo. Y si Él hubiera enviado una sola gota de lluvia a cambio de una raka de plegaria, entonces no hubiéramos tenido que hacer nada salvo pasar toda nuestra vida orando. Supongamos que te abandonan en medio de un desierto con un calor abrasador, ¿no darías cualquier cosa que tuvieras por un solo vaso de agua?
¿Cómo podemos dar las gracias por cada miembro de nuestro cuerpo? Cuando vemos a los enfermos y lisiados en los hospitales o cuando nosotros estamos enfermos, podemos entender cuán valiosa es la salud, y ¿cómo podemos dar las gracias por nuestra salud? La adoración que Allah Todopoderoso nos ordena que hagamos es, en realidad, para nuestro beneficio, para nuestro refinamiento espiritual y una buena vida personal y colectiva. Además, si creemos en Allah y lo adoramos, Él nos recompensará con infinita felicidad y generosidades en un mundo eterno, en el Paraíso.
En suma, vemos que casi todas las cosas que tenemos nos fueron dadas a cambio de nada, nuestra parte en las generosidades que disfrutamos en el mundo es completamente insignificante. De la misma manera, la facultad de la voluntad que tenemos es igualmente insignificante cuando es comparada con las consecuencias que Allah Todopoderoso crea como resultado de nuestro uso de ella. Sin embargo, debido a lo débil que es y a lo difícil que es entender su verdadera naturaleza, Allah crea nuestras acciones según las elecciones y decisiones que hacemos a través de nuestra facultad de la voluntad.
El Destino Divino es compatible con el libre albedrío del hombre. En toda la historia, la gente ha encontrado difícil distinguir o reconciliar la Voluntad Divinay el libre albedrío humano. Algunos han llegado hasta el punto de negar que el libre albedrío del hombre actúe y que determina su vida, mientras que otros le atribuyeron al hombre mismo incluso la creación de sus actos, ignorando completamente el papel del Destino en su vida. Sin embargo, el Islam es un camino intermedio; como es en cada dos resultados, lo que está bien en el asunto de la relación entre el Destino y el libre albedrío del hombre también es siguiendo el camino intermedio. Es decir que, el Destino Divino domina toda la existencia, incluyendo el reino humano, mientras que el hombre obviamente tiene un libre albedrío que usándolo dirige su vida.
En tres versos consecutivos llegando al final de la Suraal-Takwir, el Corán expresa la verdadera naturaleza de la relación entre el Destino y el libre albedrío del hombre: Esto (el Corán) no es solamente un recordatorio, para cualquiera de entre vosotros que quiera caminar rectamente. No lo harán, a menos que Allah lo quiera, el Señor de los Mundos (8:27-29). Estos versos le atribuyen absoluta voluntad a Allah Todopoderoso pero no excluyen al hombre de tener una facultad de voluntad para dirigir o diseñar su vida.
En otro verso el Corán declara que es Allah el Que nos crea y cualquier cosa que hagamos (37:96) y por lo tanto atribuye la creación exclusivamente a Allah. En otros versos como Cumplan (su parte del) convenio para que yo cumpla (Mi parte del) convenio (2:40); Si ayudan a (la religión de) Allah, Él los ayudará y hará firme su apoyo (47:7), y Allah no cambia la condición de un pueblo a menos que ellos cambien lo que esta en sus corazones (13:11), se habla de un contrato o convenio entre Allah y el hombre, y declara abiertamente que es el hombre mismo el que dirige la historia.
Excepto por el reino humano y los genios, que tienen libre albedrío y por lo tanto son responsables de sus actos, el Destino Divino es el único factor absoluto y exclusivamente dominante en la existencia. Para reconciliar al Destino y el libre albedrío del hombre, las siguientes explicaciones pueden ser merecedoras de consideración:
- El Destino es el título para el Conocimiento Divino. Como se explicó antes, el Conocimiento de Allah abarca todo dentro y más allá del tiempo y el espacio. Si conoces de antemano que algo sucederá en cierto momento futuro y esto sucede en el tiempo exacto que lo pronosticaste, esto no significa que el acontecimiento fue causado por tu conocimiento previo de que iba a suceder. Ya que cada cosa y acontecimiento en el Universo está incluido en el Conocimiento de Allah, Él ha escrito que tal cosa sucederá en cierto momento y lugar, y esta ocurre. Aunque no hay ni la menor diferencia entre lo que Allah ha escrito para un hombre y lo que ese hombre hace, esto no es porque al haberlo escrito Allah, fuerza a que el hombre lo haga, más bien es porque el hombre quería hacer eso y lo hizo.
- Consideremos este ejemplo: un tren está viajando entre Estambul y Ankara, a una cierta velocidad de acuerdo al modelo de locomotora, las características de su motor de su fabricación y las condiciones de la línea del ferrocarril, y Estambul está a una distancia conocida de antemano de Ankara. También, hay ciertos números de estaciones a lo largo del camino, en cada una el tren se detiene durante un momento. Tomando todos estos asuntos en consideración, un itinerario de trenes es escrito por adelantado. Este al ser preparado por adelantado no es la causa del viaje del tren.
- Así, la hora y la duración de acontecimientos tan celestiales como los eclipses solares y lunares son conocidas y anotadas de antemano a través de los cálculos astronómicos. Esto no significa que el Sol o la Luna sean eclipsados en cierto tiempo porque los astrónomos lo sabían de antemano y lo registraron. La verdad es exactamente al revés: ya que los astrónomos sabían de antemano cuándo el Sol o la Lunaserían eclipsados, lo registraron. Existe la misma relación entre el Destino y el libre albedrío del hombre.
- El libre albedrío del hombre no es algo excluido del Destino; más bien, el Destino incluye el libre albedrío del hombre. Por ejemplo, alguien te pregunta si el reloj en la habitación de al lado está funcionando o no. Tú oyes su sonido y respondes que sí. Alguien que te pregunta sobre el reloj no necesitará preguntarte si las manecillas del reloj se están moviendo. Porque el funcionamiento del reloj significa que la rueda del mismo está funcionando y sus manecillas se están moviendo. De una manera análoga, el Destino y el libre albedrío del hombre no son independientes uno del otro. Con respecto al Destino, el hombre no es ni una hoja seca soplada por el viento, ni es completamente independiente del Destino. Como el Islam sigue el camino intermedio en cada resultado —por ejemplo, no permite ni el libertinaje ni la abnegación intolerable, o no aconseja el celibato ni permite las relaciones sexuales ilícitas, y así sucesivamente— también establece el camino correcto en el resultado del Destino y el libre albedrío del hombre. En otras palabras, el Islam ha explicado la verdadera relación entre el Destino y el libre albedrío del hombre. Según su explicación, el hombre quiere y hace una cosa, y Allah la crea.
- La causa y efecto no son separables en la visión del Destino. Es decir, que está destinado que esta causa producirá ese efecto. Pero de ahí no se puede discutir, por ejemplo que, matar a tiros a un hombre no deba ser considerado un crimen porque el hombre muerto no estaba destinado a morir de ninguna manera en ese momento, así que hubiera muerto incluso si no le hubieran disparado. Un argumento tal es infundado ya que el hombre en realidad está destinado a morir como resultado de que le dispararon. El argumento de que hubiera muerto incluso si no le hubieran disparado significa que murió sin una causa, y en este caso no deberíamos ser capaces de explicar cómo murió. Se debería recordar que no hay dos clases de Destino —uno para la causa, y el otro para el efecto—. El Destino es uno.
- La gente, excluyéndose de los pasajes del tiempo, tiende a imaginar un límite para el tiempo pasado que se extiende a través de una cierta cadena de cosas, y la llaman «azal» —eternidad pasada—. Pero razonar de acuerdo a esa imaginación no es correcto y aceptable. Para un mejor comprensión de este punto sutil, el siguiente ejemplo puede ayudar:
- Imaginemos que estás parado con un espejo en la mano, que todo lo que se refleja a la derecha representa el pasado, mientras que todo lo que se refleja a la izquierda representa el futuro. El espejo sólo puede reflejar una dirección ya que no puede mostrar ambos lados al mismo tiempo que lo sostienes. Si deseas reflejar ambas direcciones al mismo tiempo, sería necesario levantarlo más sobre tu posición original para que las direcciones izquierda y derecha se unan en una y no quede nada que se llame primero o último, comienzo o final. Como hemos mencionado, el Destino Divino en algunos aspectos es idéntico al Conocimiento Divino. Está descrito en un dicho Profético como conteniendo todos los tiempos y acontecimientos en un solo punto, en donde lo primero y último, el comienzo y final, lo que ha sucedido y sucederá, todos están unidos en uno. Y no fuimos excluidos de ello para que nuestro entendimiento del tiempo y los acontecimientos pudieran ser como un espejo para el espacio del pasado.
- El hombre no puede ser el creador de sus acciones. Pues si así lo fuera, entonces él mismo sería la última causa de ellas, y su voluntad sería cancelada. Ya que, según la lógica, si una cosa no es necesaria, no existirá. Eso significa que para que algo tenga existencia tiene que haber una causa completa real, pero una causa completa hace compulsiva la existencia de algo así que no habrá lugar para la elección.
- Aunque el libre albedrío del hombre es demasiado ineficaz para hacer que algo suceda, Allah Todopoderoso ha hecho de su operación una simple condición para que comience a tener efecto Su Voluntad Universal. Guía al hombre en cualquier dirección que el hombre desee por el uso de su libre albedrío para que el hombre permanezca responsable de las consecuencias de su elección. Como un ejemplo, si pusieras sobre tus hombros a un niño, y luego lo dejas que decida adónde le gustaría ir y te elige que lo lleves a una alta montaña, y en consecuencia se resfría, no tendría el derecho de culparte por eso. En verdad, tú podrías incluso castigarlo porque quiso subir la montaña. En una manera semejante, Allah Todopoderoso, el Más Justo de los Jueces, nunca refrena a Sus sirvientes de hacer algo, y por consiguiente hizo Su Voluntad de alguna manera dependiente del libre albedrío del hombre.
Podemos resumir lo tratado hasta este punto en cinco puntos:
- El Destino Divino, al cual puedes llamar determinación y arreglo Divinos, es dominante en el Universo, mientras que no excluye al hombre de tener un libre albedrío.
- Ya que Allah está más allá del tiempo y el espacio y todo «está incluido en Su Conocimiento, Él abarca el tiempo con sus divisiones pasadas, presentes y futuras en un punto único e indivisible». Por ejemplo, cuando estás en una habitación, tu visión está restringida a la habitación. Pero si miras desde más alto, puede ver toda la ciudad en la que vives. Mientras te elevas más y más, el alcance de tu visión gradualmente se ensanchará. El mundo es visto desde la Lunatan pequeño como una pequeña bola azul. Es igual tanto con el tiempo como con el espacio. De alguna manera, todo el tiempo y el espacio están abarcados por Allah como un punto único e indiviso, dentro del cual el presente, el pasado y el futuro están unidos. Ya que el tiempo y el espacio están incluidos en el Conocimiento de Allah como un punto único, Allah registró (previamente) todo para que sucediera hasta el Día del Juicio Final. Copia este registro como un todo en diferentes libros e individualmente para cada persona.
- No hacemos algo porque Allah registró (previamente) que lo debíamos hacer, sino que Allah al saberlo de antemano que lo haríamos, lo registró (previamente).
- No hay dos destinos diferentes, uno para la causa, el otro para el efecto. Más bien, el Destino es uno y se relaciona con la causa y el efecto al mismo tiempo. El libre albedrío del hombre como una causa de los actos del hombre, está incluido en el Destino.
- Allah nos guía a los hechos y acciones buenas, nos permite y aconseja usar nuestra facultad de voluntad por los actos buenos, a cambio de esto Él nos promete la felicidad eterna en el Paraíso.
- El hombre posee libre albedrío, el cual casi no hace contribuciones a sus actos buenos, aunque puede causar pecados mortales y destrucción dondequiera que opere. Por lo tanto, el hombre debería usar su libre albedrío para su propio beneficio rezándole a Allah continuamente, para que pueda disfrutar las bendiciones del Paraíso, un fruto de la cadena de los actos buenos, y alcanzar la felicidad eterna. Además, el hombre siempre debería buscar el perdón de Allah por sus pecados para refrenarse de los actos malos y ser salvado de los tormentos del Infierno, un fruto de la cadena maldita de los actos malos. La plegaria y el poner la confianza de uno en Allah fortalece mucho la inclinación hacia el bien, el arrepentimiento y buscar el perdón de Allah corta la inclinación hacia el mal y la cadena de transgresiones.
- Creado el