Conozca a Gülen, el intelectual más influyente
Cuando FP y la revista Prospect pidieron a los lectores que eligieran al intelectual más influyente del mundo, un hombre arrasó en las votaciones: el teólogo islámico Fetulá Gülen, un líder que inspira a millones de seguidores por todo el mundo y persona non grata en su Turquía natal, donde algunos lo consideran una amenaza para el orden secular del país. En una de las escasas entrevistas que concede, Gülen habla con FP sobre el terrorismo, las ambiciones políticas y por qué existe tanta incomprensión hacia su movimiento.
Foreign Policy: ¿Qué se siente al haber sido nombrado el intelectual más influyente del mundo?
Fetulá Gülen: Nunca imaginé ni deseé ser elegido como algo importante en el mundo. Siempre he intentado ser un humilde servidor de Dios y un humilde miembro de la humanidad. El Corán dice que la humanidad ha sido creada para reconocer y adorar a Dios y, como una dimensión de este culto, para mejorar el mundo evitando en todo momento la corrupción y el derramamiento de sangre. Ello requiere tratar a todas las cosas y seres con profunda compasión. Esta es mi filosofía, que me obliga a mantenerme apartado de cualquier título o rango terrenal. Sin embargo, no soy insensible al aprecio de la gente buena. [Los votantes] fueron muy amables al nombrarme el intelectual más influyente del mundo, un título del que no puedo considerarme merecedor.
FP: ¿Alberga ambiciones políticas?
FG: Nunca he tenido, ni tendré, ninguna ambición [política]. Lo único que desea mi corazón es ser capaz de obtener la aprobación de Dios y, por tanto, intentar que la humanidad lo comprenda correctamente y lo ame.
FP: ¿Dónde encaja el islam en la vida política de un musulmán?
FG: El islam, como religión, se centra principalmente en los aspectos inmutables de la vida y la existencia, mientras que un sistema político afecta sólo a los aspectos sociales de nuestra vida mundana. Los principios básicos de la fe, el culto, la moral y el comportamiento islámicos no se ven alterados por los tiempos cambiantes. El islam no propone un determinado tipo inmutable de gobierno ni pretende darle forma. Nunca ha ofrecido ni establecido una teocracia en su nombre. Lo que hace es establecer unos principios fundamentales que orientan el carácter general del gobierno. Así que la política no puede ser un factor que dé forma al islam ni dirigir las acciones y las opiniones de los musulmanes en su nombre.
FP: ¿Por qué cree que tantos turcos desconfían de su movimiento?
FG: No creo que tantos desconfíen de mis actividades. La idea de que mucha gente recela de este movimiento de voluntarios ha surgido del mismo modo y por los mismos motivos por los que el mundo oye hablar más de esos musulmanes a los que los medios denominan radicales. Como los que se comportan así son muy ruidosos, algunos observadores sacan conclusiones erróneas.
FP: Se han abierto por todo el mundo cientos de escuelas basadas en un modelo del que usted fue pionero, mezclando ciencia y religión ¿Hasta que punto hay un control centralizado de las escuelas dirigidas por el movimiento Gülen?
FG: El único papel que he desempeñado en la apertura de las escuelas ha consistido en proponer y alentar que se abran. Pero es imposible que haya una [autoridad central] que las controle. Están en más de cien países, y debe de haber muchas empresas diferentes que las han abierto y las dirigen. Algunas de ellas pueden mantener relaciones o interactuar de manera más estrecha o compartir sus experiencias con las demás.
FP: ¿Cuál es el aspecto más incomprendido del gülenismo?
FG: No puedo aceptar conceptos como gülenismo. Sólo he sido un escritor y un predicador oficial entre la gente. No puedo tener poder de influencia directo sobre ninguna persona ni actividad. Es inconcebible que pueda ejercer presión sobre nadie.
Pero puede que haya gente que vea mis opiniones con buenos ojos y me respete, y espero que al hacerlo no estén cometiendo un error. Hay quien piensa que soy el líder de un movimiento, que hay una organización central responsable de las instituciones que erróneamente creen subordinadas a mí. Eso demuestra que desconocen el afán de mucha gente por servir a la humanidad y lograr la aprobación de dios. Desconocen la generosidad de la gente. Puede que debido a ese desconocimiento otras personas tengan sospechas sobre las fuentes de financiación de las escuelas. En Turquía, unos pocos incluso me acusan de tener ambiciones políticas, cuando en realidad llevo años luchando contra varias enfermedades.
FP: Predica un islam moderado y tolerante. ¿Cuál cree que es la causa del terrorismo?
FG: El islam rechaza y condena absolutamente cualquier actividad terrorista. He dicho repetidas veces que es imposible que un verdadero musulmán sea terrorista, y que tampoco puede ser considerado como un auténtico musulmán. El terrorismo es uno de los pecados capitales que el Corán castiga con las llamas del infierno.
Es un hecho que en los últimos siglos los musulmanes se han quedado atrás en ciencia y tecnología. El mundo musulmán sufre divisiones internas, prácticas antidemocráticas y violaciones de los derechos humanos y libertades fundamentales. Pero los musulmanes nunca han sido ni pueden ser tan viles como para esperar que sus problemas se solucionen mediante el terrorismo.
[El terrorismo] nace de una serie de problemas básicos, [entre ellos] la ignorancia, la pobreza y el miedo a los demás. Hay gente que se aprovecha de los jóvenes y los insensatos. Los manipulan, los maltratan e incluso los drogan hasta el punto de poder utilizarlos como asesinos en nombre de algún ideal o meta sin sentido.
Para derrotar al terrorismo, debemos reconocer que todos somos seres humanos. Nadie hemos elegido pertenecer a una raza o familia concreta. Deberíamos liberarnos del miedo a los demás y disfrutar de la diversidad en democracia. Creo que el diálogo y la educación son los medios más efectivos para superar nuestras diferencias.
FP: ¿Le gustaría regresar a Turquía algún día?
FG: Desde luego hecho de menos mi país y a los amigos que tengo allí. Pero me he puesto en manos de mi destino y aceptaré de buen grado cualquier cosa que me depare.
- Creado el